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COMEDORES FRATERNOS, una pequeña epopeya con un esfuerzo enorme.

El año 2020 trajo consigo un visitante fatídico y totalmente inesperado.  El SARS-Cov2, causante de la Covid-19 encendió las alarmas a nivel mundial, con sus secuelas de muertos y cuarentenas masivas. La contingencia también gatilló un violento incremento cesantía y de la precariedad entre las capas más vulnerables de la población.

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La respuesta frente a tanto infortunio fue la solidaridad. Ya sea proporcionando su trabajo sin espera de retribución o bien, aportando los, a veces escasísimos recursos, todos se unieron para ayudar a aquellos que han sido los más golpeados por la emergencia.

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A medida que la crisis fue gatillándose, las fundaciones Emunah Creando Futuro y ECAM se dieron a la labor de colaborar con los habitantes de varias comunas de la zona sur de Santiago buscando mantener en funcionamiento organizaciones sociales que en el lenguaje común son conocidas como "ollas comunes".  A mediados de mayo había operativas 6 de esas iniciativas locales y habían sido distribuidas 11.900 raciones de almuerzo a la población.

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A fines de mayo la ADOMACH tomó a nivel de Directorio, la decisión de incorporarse al esfuerzo en virtud de que era evidente de que al mismo ritmo en que eclosionaban estas organizaciones, sucumbían otras tantas, por dificultades de coordinación y logística. Se ofreció por tanto la ADOMACH a colaborar en coordinar el accionamiento y trabajo logístico de estas estructuras y como una forma de evitar interpretaciones sesgadas del esfuerzo, invitando a todos a colaborar más allá de sus creencias o adhesiones, propuso renombrar estas ollas comunes con el término de COMEDOR FRATERNO, estableciendo condiciones higiénicas y estructurales a cumplir para un mejor desarrollo de la iniciativa.

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A mediados de junio la ADOMACH, en virtud del vínculo que por la naturaleza de sus miembros permanentes le une a la Gran Logia de Chile, tomó una segunda decisión la cual fue, solicitar a la masonería apoyo para mejor llevar adelante el propósito de sostener de manera más estable una red que día a día tendía a ser cada vez más amplia y urgentemente necesitada. A esas alturas la estructura estaba compuesta ya  por 15 ollas comunes y se habían distribuido 25560 raciones de almuerzos.

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El esfuerzo conjunto de las fundaciones Emunah, ECAM y ADOMACH, con el apoyo material de la Gran Logia de Chile y la Gran Logia Femenina de Chile, pero por sobre todo, por el esfuerzo de los propios pobladores, la Red de Comedores Fraternos llegó a tener 24 unidades activas y distribuir un acumulado de más de 200.000 raciones de almuerzos.

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Aunque la iniciativa continúa, el desconfinamiento gradual ha permitido ir superando la necesidad de mantener una estructura tan amplia y activa como llegó a requerirse en el peor momento de la emergencia, por lo cual la red de comedores fraternos se ha ido reduciendo poco a poco.

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